viernes, 2 de noviembre de 2012

Recuerdos y memorias

Qué lindo y qué hermoso barrio que tengo. Belgrano tiene de todo y tiene belleza. La verdad es que nunca me mudaría de aquí . Tampoco de allá. No me mudaría nunca más, porque encontré un lugar que me encanta, un barrio que es barrio. No como en muchas otras partes de la ciudad que los barrios han dejado de ser barrios. Parece una redundancia o tal vez un planteo filosófico berreta, pero no lo es. Porque yo no sé cómo era un barrio. Porque nunca viví en un, me refiero a un barrio barrio, no simplemente a un barrio. Un barrio barrio, me contó mi viejo (yo nunca lo vi) era uno donde los niños jugaban en la calle a la pelota. Donde se juntaban los vecinos, se armaban los grupetes y las personas estaban tranquilas. Eran otros tiempos, seguro. Era otra la historia. Hoy por más barrio barrio que sea yo no dejaría a mis hijos jugando solos en la calle por nada del mundo. El barrio barrio era uno desprovisto de peligros, de riesgos y de cualquier situación que pudiera suscitar la paranoia de los que vivían allí. Porque no se lo imaginaban directamente. Las casas estaban abierta para entrar y salir como a cada cual se le cante, a gusto y piacere. Pero nadie entraba a la casa de otro. Era todo mucho más tranquilo. Era todo distinto. Otras épocas que habrán tenido sus malos momentos también. Pero en fin, aquí donde vivo yo se puede jugar en la calle todavía. Cerca hay supermercados, restaurante, hay una plaza y hay locales para pedir comida. El delivery en Belgrano es fundamental. No es tal vez como esas historias que contaba mi viejo, pero vaya uno a saber. A veces la nostalgia tiende a teñir los recuerdos color de rosa.